El casco viejo de Pontevedra ya lo recorrimos en la tarde anterior por lo que no nos entretenemos ya que es una etapa larga, salimos a primera hora de Pontevedra. Así que tras como siempre salir de la ciudad que se hace pasado llegaremos a Pontecabras tras pasar bajo las vías del tren, seguimos hasta Guxilde, donde nos espera la iglesia de Santa María de Alba, Y pasamos por San Caetano de Alba, donde podemos visitar una capilla que lleva el mismo nombre.


Avanzamos por senda asfaltada y pistas agrícolas pasando por delante de un crucero más, el de Amonisa y un poco más adelante llegamos al mojón que nos indica que llevamos ya la mitad el camino portugués desde Portugal, estamos ya en los últimos 50 kilómetros.


Dejamos de lado Barosa, las guías indican que merece la pena acercarse a sus cascadas, pero lo obviamos, hay que desviarse y aunque no es mucho no estamos por la labor. Avanzamos por caminos que nos acercan al último crucero del día el de Tivo con una agradable fuente a su lado y ya a un tiro de piedra Caldas de Reis, donde descubriremos las famosas Burgas, son unos manantiales de aguas termales, de ellos brotan unas aguas a una temperatura de 48 °C aproximadamente que puedes beber o meter un rato tus pies, encontramos la fuente pública de la que manan las aguas termales y el lavadero para meter los pies, la composición de estas aguas se le confieren propiedades medicinales. De ahí que sea una tradición entre los peregrinos sumergir los pies tras las largas etapas que llevamos a las espaldas
No se da como en el camino Francés muchos establecimientos que oferten el menú del peregrino, “haberlos haylos” como dice el refrán pero hay que buscarlos, aquí encontramos uno que te abría a las 19 horas y hasta las 21 porque luego ya era para clientes con carta. Lo agradecimos porque al final del día es una pesadez tener que empezar a mirar establecimientos de hostelería para ver que cenar.
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