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martes, 19 de septiembre de 2017

Séptima etapa.Logroño-Najera

LOGROÑO-NAJERA
Estamos en una comunidad con muchas localidades importantes relacionadas con el Camino que iremos pasando a lo largo de las etapas.
Como siempre la salida de la ciudad pesada e incómoda, y es esta una etapa que se circula cercano a la carretera debiéndola cruzar en varias ocasiones en este caso por puentes modernos que no llaman la atención.
El camino a pesar de tener un par de subidillas se empieza a volver más llano, aunque como veremos más adelante siempre hay sorpresas, no hay que olvidar que el trazado del camino es de la edad media y entonces los pueblos y ciudades no estaban al borde de las carreteras, sino más bien en sitios en alto donde se pudiera estar protegidos y además en esta comunidad se alternan los valles con las sierras.
En esta etapa igualmente hay la posibilidad más o menos a la mitad de la misma de realizar dos trazados diferentes, dependerá de cada uno y de su organización, lo cierto es que el pasar por Ventosa alarga un poco el recorrido, muy poco, pero….
Dos curiosidades de esta etapa. Se pasa por las ruinas del antiguo hospital de peregrinos de San Juan de Acre, cuya fachada fue trasladada y adosada al cementerio del pueblo, y otra la silueta de un toro de Osborne, que como  se sabrá es una enorme silueta de un toro de lidia, de aproximadamente 14 metros de altura, concebida originalmente como una gran valla publicitaria de carretera para promocionar el brandy de Jerez, empezó a colocarse en 1958. En 1994 fue declarado por el Congreso de los Diputados «patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España». Nos acompañara un trecho del camino (todo es cultura en el Camino sea del tipo que sea).













Al llegar a Nájera hay que prever un tiempo para visitarla, porque como siempre a la mañana siguiente saldremos temprano, si no se tiene mucho tiempo por lo menos en este caso es imprescindible la visita al menos del Monasterio de Santa María la Real y su famosa cueva y panteón real, creemos que es una visita que no debe faltar en el cómputo final del Camino.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sexta etapa. Los Arcos- Logroño

LOS ARCOS- LOGROÑO
Una nueva etapa que nos va a llevar hasta otra de las grandes urbes que atravesamos en el Camino, Logroño.
Una etapa bastante complicada y con tramos diferenciados a lo largo de la misma, primero cómodas pistas de tierra, después terreno abrupto con alguna bajada pronunciada y para final pistas, andaderos y carriles peatonales cercanos a la carretera y a través de zonas industriales. Una etapa complicada para las personas de movilidad reducida por el estado de los caminos y los desniveles.
A lo largo de las cinco semanas que hemos estado en el camino, atravesando prácticamente toda España, es evidente que la climatología nunca puede ser la ideal, pero la verdad es que en líneas generales el tiempo nos respetó, si que ha habido días de frio, alguno de lluvia y eso si sobre todo de niebla, como anécdota podemos decir que en esta etapa nos encontramos con que había nevado y los camino estaban con mucho barro.
A mitad del camino nos encontramos Viana, una de las tentaciones es atravesarla por la parte baja y no entrar en la localidad, pero sería perdernos gran parte del encanto de esta etapa, otra ciudad que al margen de tener su hueco en la Historia de Navarra y España, tiene si nombre propio en el camino, con nuevamente una larga calle que la atraviesa. Casco urbano fortificado y repleto de mansiones y palacetes blasonados y edificios religiosos, como esta en mitad de la etapa viene muy bien para hacer un pequeño alto y ver algo de ella, siempre que más o menos lo llevemos programado y sepamos del tiempo del que queremos disponer.
Varias veces habremos de cruzar en esta etapa las carreteras, en algunos casos como ocurre pasado Viana por modernos puentes elevados que eliminan todo riesgo pero un rato feos en comparación con los antiguos que ya nos hemos encontrado y que seguiremos encontrando.

Entre pinos unas veces y otras al lado de la carretera, abandonamos Navarra y nos acercamos a la Rioja, vamos descubriendo campos de viñas, desde el momento que entramos en esta comunidad es ya un andadero atravesando zonas industriales y modernas vías de comunicación, una pista de asfalto rojo, entre campos de cereal, desemboca tras un corto y suave descenso hasta la misma orilla del río Ebro, justo hasta el famoso puente de piedra, que es por donde cruzaremos el primer gran río que vemos desde que empezamos el Camino. ¡Que poco nos gustan las entradas y salidas de las grandes urbes!


martes, 5 de septiembre de 2017

Quinta Etapa. Estella- Los Arcos

ESTELLA- LOS ARCOS
Decíamos en la anterior entrada que es una visita obligada a la parte monumental de esta localidad, seguro que no defrauda a nadie. Vista la tarde anterior, al punto de la mañana pasamos por al lado de ella ya que como en casi todo el camino los monumentos se encuentran a la vera del camino.
En esta localidad encontramos lo que  en alguna parte del camino nos volverá a pasar, la posibilidad de elegir dos itinerarios distintos, a la postre siempre acaban juntándose, por eso es importante documentarse siempre antes de comenzar una etapa. Puede que sea más larga una opción u otra, ó puede ser más interesante ó al peregrino le puede interesar más, o se desee visitar algo en concreto, o dividir una etapa en dos…, quizás uno de los ejemplos más típicos en donde tengas que decidir sea en la etapa de Samos, pero para eso falta mucho por andar. En esta etapa por ejemplo, las dos posibilidades acaban en Los Arcos.


Aquí nos decantamos por coger el camino que pasa por el Monasterio de Irache que además reserva una grata sorpresa, la fuente de la que mana vino en la Bodegas Irache, no hay que dudarlo, sería un pecado no pasar por la única fuente del mundo de la que mana vino en vez de agua, así que llenamos una de nuestras cantimploras para tener un buen sustento para la comida del día. Pasada la fuente y el monasterio elegimos ir por Azqueta que nos llevara a una de las cuestas más empinadas del camino, la subida a Monjardin, donde al llegar tenemos unas maravillosas pistas, la aldea más que calles tiene cuestas. Ahí queda para los valientes subir al castillo que preside el alto.
A partir de aquí hasta el final de etapa, Los Arcos, los viñedos y olivares son los únicos aliados con la ausencia de poblaciones intermedias. Son diez kilómetros que se hacen largos y que hay que sobrellevar a través de largas y monótonas pistas de concentración.
No se ve el pueblo de Los Arcos hasta que prácticamente se está encima de él, una loma o colina nos lo tapa, se accede por su parte trasera y al acceder y enfilar las primeras casa del pueblo nos encontramos con otra de las características del camino las laaaargaaas calles que atraviesan algunas de las localidades, son pueblos crecidos a la vera del camino que más que ensancharse se han alargado y que según cómo vas es día, cuando crees que has llegado a tu destino te llevas la sorpresa de que te queda un buen tramo (hablamos en ocasiones de hasta casi 2 km. de calle como ocurrirá  más adelante en Castrojeriz.
A la llegada a Arcos el ritual de todos los días, asearse, cambiarse de ropa, descansar y pasear un poco por el pueblo para ver sus monumentos, que los tiene, cenar relativamente pronto y a la cama que mañana continuamos.