Páginas

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Decimocuarta etapa. Castrojeriz- Fromista


Castrojeriz-Fromista       

Como la de ayer fue una etapa corta y hoy había que madrugar más de lo normal, nos fuimos por la tarde al centro del pueblo para comprar el desayuno del día siguiente ya que prevemos salir de noche y evidentemente no habrá nada abierto. 
Buena madrugada en un confortable hotel de la localidad, cuando aún es de noche desayunamos en la habitación con la pastelería que habíamos comprado la tarde anterior y nuestras cantimploras llenas de café también de la noche anterior, y andando. Tenemos previsto donde desayunaremos/almorzaremos en condiciones a lo largo de la etapa.

Para nuestra sorpresa y a pesar de la hora no somos los primeros en coger el camino y vemos por delante algunos peregrinos que ha debido pensar como nosotros.
Etapa única e inolvidable para los que amen la soledad, el silencio y los campos infinitos. La única dificultad orográfica es el fuerte repecho al Alto de Mostelares, a la salida de Castrojeriz.
Es una subida bastante constante en donde una indicación advierte al peregrino que las rampas alcanzan un 12% de desnivel. Los 1,7 kilómetros que tiene de subida nos cuestan aproximadamente cincuenta minutos.  
Por ello hemos salido de noche y las primeras luces el alba nos acoge en mitad de la subida, llegando al alto al amanecer, hemos acertado de pleno.
El Alto de Mostelares nos regala una vista increíble: La meseta se extiende sin fin frente a nosotros. Desde esta colina se abre al peregrino la brutal Tierra de Campos, Desde la cumbre se disfruta de una de las mejores vistas de la vieja Castilla con sus cerros y con sus campos de cereal. En este momento, a estas horas de la mañana, la tarjeta visual que impregna nuestras retinas quedara grabada para siempre. 
Pero si malo es el subir, no se queda atrás la bajada. La bajada a partir del Alto es fuerte y, como toda bajada de este tipo incomoda bastante las rodillas y las piernas en general, creemos mucho más duro para las piernas las bajadas que las subidas.

Entramos ya en esta etapa en otra provincia, Palencia y aquí pasado Itero sí que empieza de verdad la estepa de la Tierra de Campos, horizonte llano, llano, llano y largo, largo,largo. 



















Y los últimos seis kilómetros los hacemos acompañados del canal de Castilla, canal que sorprende a muchos pero que a nosotros no nos causa especial impresión al tener en nuestra tierra el Canal Imperial de Aragón, con sus esclusas y compuertas, aunque hay que reconocer que es una obra de ingeniería importante, lo curioso es la cuádruple esclusa de Frómista que hay que cruzar para tener acceso a la villa.
En nuestra mochila llevamos como distintivo un cachirulo y una cinta de la Virgen del Pilar, así que somos bastante identificables de donde somos, por eso en este último tramo se nos presentaron cuatro peregrinos que también eran de Zaragoza y fuimos hablando y haciendo juntos parte de los últimos kilómetros. 
Aquí no nos podemos perder la Iglesia de San Martin, estrella del románico español, la que todos hemos estudiado en nuestros libros de texto.



miércoles, 22 de noviembre de 2017

Decimotercera etapa. Hontanas a Castrojeriz

Hontanas-Castrojeriz
Etapa muy corta la que decidimos hacer porque leyendo la guía del camino que llevamos nos anuncia una fuerte subida pasado Castrojeriz, La Cuesta de Mostelares (allí llamado teso (sic) de Mostelares) y viendo el desnivel que tiene no queremos meternos en esa cuesta a media mañana así que etapa corta que compensarnos al día siguiente.
 A partir de Hontanas se puede elegir entre dos alternativas paralelas y separadas por pocos metros dentro del mismo valle, bien por un camino de tierra que discurre por la margen derecha del valle, o bien por la carretera de poca circulación y con mucha sombra de árboles a ambos lados. Ambos caminos conducen directamente a las ruinas del antiguo convento de San Antón, se pasa por debajo de sus arcos y una gran recta, siguiendo la misma carretera, separa al viejo monasterio de la siguiente población que es Castrojeriz y que ya se divisa al fondo.
El Convento de San Antón, es una muestra de lo que a veces se ha hecho con el patrimonio en España, un antiguo convento del siglo XIV o XV ya en ruinas, con una iglesia de la cual solo queda algún que otro arco y que, para colmo, está atravesado por la carretera por el medio del mismo, lo que creemos era el altar.


Curiosa historia la de este convento y su comunidad que fue en 1791 suprimido por el monarca de la época, a partir de aquí la carretera es el Camino.
Al llegar a Castrojeriz, preguntamos por nuestro lugar de estancia a un  lugareño y nos dice que está a unos dos kilómetros cosa que tomamos un poco en plan de broma, ¡PERO ES CIERTO! la localidad tiene una forma de media luna bastante alargada, de manera que para ir de un lugar a otro hay que andar bastante. Son más de tres kilómetros desde que pisas las primeras casa del pueblo hasta que lo abandonas, de punta a punta, es lo que en las guías suelen llamar localidades sirga, por su longitud, ya hemos pasado algunas Puente la Reina, Los Arcos….y algunas más nos quedan.
La única satisfacción en estos casos es que si es final de etapa como esta, te lo tomas bastante bien, pero como sea en mitad de una etapa… en la que te cuesta más de media hora atravesar la localidad te desmoraliza un poco.
Como decíamos al principio etapa corta, el alojamiento en una estrecha calle de acceso nos sorprende por su calidad; acogedor, muy bien ambientado con saloncitos para el reposo con muy buen gusto, buenas vistas, realmente es una casa colonial de finales del siglo XIX con unas vistas espectaculares en su parte trasera, y un jardín que invita a reposar, además a la hora de la cena descubrimos que el dueño es un enamorado del camino, en las paredes cuelgan fotos con la credenciales de todas las veces que ha hecho el camino, ¡más de una docena!.










domingo, 12 de noviembre de 2017

Duodécima etapa: Burgos-Hontanas

Burgos-Hontanas

Nada más llegar saludamos a nuestro amigo del banco, sigue donde lo dejamos el año pasado.
Como hemos llegado a Burgos a buena hora por la tarde y antes de empezar nuestro recorrido al día siguiente, nos vamos a cenar a una zona típica de Burgos, las calles Diego Porcelos y Sombrerería, recomendables para cualquier amante de las buenas barras y del buen tapeo.
Y comenzamos de nuevo nuestra andadura donde la habíamos dejado.

En contraposición a la entrada, la salida de Burgos es cómoda y relativamente rápida; luego, largas pistas de tierra y piedra suelta nos adentran en las extensas tierras cerealistas de Castilla. Es el inicio de la Meseta, y una insignificante muestra de lo que nos aguarda. A partir de aquí no se nos olvidara nunca lo que es la meseta castellana, pocos lugares con sombra, dicen que en verano, la incandescente bola de fuego del cielo cae a plomo y sin piedad sobre los peregrinos. En cambio, el frío en invierno es tremendo. Hemos tenido suerte con la climatología y como era una época del año todavía primaveral no hemos tenido especial problema con el tiempo, pero aun así los cambios entre la mañana y la noche se dejan notar, si bien el forro polar no ha sobrado en general, al mediodía apetece la manga corta.

Lo que nos espera de ahora en adelante es, simplemente, la meseta castellana, y eso que aún no hemos llegado a ella propiamente dicho, será unas etapas más adelante. Sin trampa ni cartón, con sus pros y sus contras. Largas rectas a más de ochocientos metros de altura sin más compañía que nuestra propia sombra y grandes extensiones de cereal sin horizonte aparente, hemos leído y escuchado que hay quien se salta las etapas de la meseta por aquello de la monotonía y pesadez de las mismas, es cierto que en estas etapas los kilómetros se hacen interminables, pero para nosotros saltarse la meseta seria romper la unidad del Camino, no ser serios y restar su sentido. Si se hace el camino, se hace con todas sus consecuencias.



Nuestro destino es Hontanas, pero no hay manera de ver la localidad, en el horizonte no hay ni rastro, ya llegando un cartel indica que Hontanas está a 500 metros... nada de la aldea, ¿dónde está?... bien, la aldea se encuentra en una hondonada inmensa, de manera que solo la ves cuando estás encima. En Hontanas la oferta de hostelería y pernoctación es grande por ser una localidad de inicio/fin de etapa, a pesar de los pocos habitantes que tiene. Se ve que la localidad en su totalidad vive del camino. La noche que pasamos allí el número de peregrinos era enorme. Además la noche que estuvimos coincidía con que el Atlético volvía a jugarse un título, en esta ocasión, la Liga. Y con una final en la última jornada ante el Barcelona. Prácticamente todos los peregrinos estaban/estábamos arremolinados en los bares de la localidad y con sillas en la calle. A nosotros no nos gusta el fútbol pero el ambiente era espectacular y allí estábamos saboreándolo. Pequeñas anécdotas que van surgiendo en el camino al margen de él y que también recuerdas con cariño.