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martes, 31 de julio de 2018

Vigésimo séptima etapa. Herrerías-O Cebreiro


Hoy es uno de los días más esperado, el día de la etapa reina, seguramente de las más recordadas a la vuelta de la peregrinación. En ella se abandona León y Castilla para entrar en Galicia, en concreto por la parroquia de O Cebreiro: antigua aldea de pallozas hoy restaurada en aras del turismo.  Nosotros la hemos tenido que dejar muy corta porque finalizada la misma tenemos que volver a casa y hay que tener en cuenta las combinaciones de taxi, autobús y tren y no nos podemos despistar, por eso y para saborearla en profundidad hemos querido recortar kilómetros, ayer dormimos al comienzo de Las Herrerías, el camino cruza el alargado y tranquilo pueblo por la calle Camino de Santiago.
 El ascenso para nosotros, que no para los que vengan de Villafranca no se hace esperar, nada más pasar el barrio del Hospital se inicia el famoso y temido ascenso,  junto al antiguo trazado de la carretera,  por pista asfaltada arrancan las primeras rampas de importante desnivel, que discurren sobre el asfalto, el repecho se mantiene constante durante casi un kilómetro hasta que se llega a un cruce que invita con un mojón a abandonar la carretera y penetrar en una senda aunque se deja enseguida  para cruzar el rio  y comenzar ahora en serio el ascenso, la senda se interna por parajes naturales impresionantes en los que se combinan la alta montaña, los prados ganaderos, los pueblecitos de piedra y los imponentes bosques que anticipan la cercanía de Galicia. Una verdadera belleza. Desde Herrerías a la Faba encontramos las pendientes más fuertes, son unos 4 kilómetros pero hay que tomárselo con muuuuucha calma. El camino no es bonito, es impresionante e increíblemente bonito, realmente, es más un camino de cabras, con piedras grandes y redondeadas, con abundante vegetación, ¡una pasada!.











Unos metros más arriba aparece el primer mojón jacobeo con señalización de distancias. Es el 152.
Y otros cuantos de cientos de metros más el Camino se despide de León, la provincia con más kilómetros de recorrido del Camino Francés: nada menos que 214.4 ¡Por fin pisamos Galicia!.

Con unos fuertes desniveles quizás los más duros de la etapa el  escenario nos acerca hasta La Faba, tras La Faba abandonamos progresivamente la sombra y los fuertes desniveles  para salir a un terreno abierto de pastizales con vistas a los bosques atlánticos, la pendiente resulta más suave, el paisaje cambia por monte bajo y prados abiertos y el arbolado empieza a escasear Las amplias panorámicas influyen en la percepción de la pendiente, que se torna ligeramente  más suave hasta alcanzar el último pueblo de León en el Camino de Santiago Francés, Laguna de Castilla.

Los últimos 1.500 metros nos acercan hasta la iglesia prerrománica de Santa María la Real, que da la bienvenida a O Cebreiro.
El recuerdo permanecerá indeleble al paso del tiempo, gracias a la bellísima, apasionante y temida subida a O Cebreiro, el mayor ascenso del Camino Francés en territorio español. La subida transcurre, en buena parte, por “corredoiras”, con un desnivel de 660 metros a lo largo de 12 kilómetros, aunque el tramo con más pendiente es el de Las Herrerías a Laguna de Castilla, con 480 metros de desnivel en 5,7 kilómetros. Por otra parte, la aldea de O Cebreiro, ya en Galicia, es una pequeña joya, por su emplazamiento.
Etapa como hemos dicho muy corta para nosotros 9 kilómetros, pero que nos lleva más de 3 horas de caminata, en parte por el propio esfuerzo del camino y por las paradas para disfrutar del día y del paisaje.
Para aquellos que lean este blog y que hagan la etapa desde Villafranca que tengan en cuenta la extrema dureza de los 8 últimos kilómetros, y más al final de la etapa.






martes, 10 de julio de 2018

Vigésimo sexta etapa: Villafranca del Bierzo-Herrerías


La montaña llega al Camino de Santiago.

Hoy es el día de la etapa reina, seguramente de las más recordadas del camino, si bien nosotros por cuestión logística dejamos lo mejor de la etapa para mañana. Una etapa que nosotros dividimos en dos por cuestión como decimos de logística. Como hemos dicho ya en alguna entrada, por cuestiones personales, trabajo, vacaciones, etc… no hemos podido hacer el camino en una sola vez. Así que mañana finalizamos otro tramo del camino y debemos calcular bien el tiempo, debemos llegar pronto para empalmar los diferentes medios de trasporte, primero taxi, luego autobús, para acabar tren convencional y luego AVE, que nos dejaran ya de madrugada en nuestra casa.
 Aquí abandonaremos León y Castilla para entrar en Galicia, en concreto por la parroquia de O Cebreiro: antigua aldea de pallozas hoy restaurada en aras del turismo.
El ascenso duro se hace esperar y no es patente para nosotros hoy ya que finalizamos en Las Herrerías, será mañana cuando sobrepasado el barrio de Hospital lo notemos. A partir de aquí el camino se endurecerá, se hará más empinado y comenzara la ascensión real a O Cebreiro, bien podría decirse que el inicio de la verdadera ascensión comienza aquí en las Herrerias.

Desde Ruitelán a Las Herrerías se aprecia ya la pendiente, que sin llegar a ser pronunciada aumenta de forma considerable. Tras cruzar un puente romano se llega a este bucólico pueblo caminero (cuatro casas actualmente, pero cuatro, cuatro, ni una más), que debe su nombre a las herrerías en las que se trabajaba este metal. Nos da la impresión que al estar “tan cerca” de O Cebreriro, con la construcción de la autovía y la perdida de los talleres que antaño tenía, con el tiempo ha ido perdiendo importancia aunque sea de paso obligado. Nosotros nos quedamos en él. Vemos que aquí alquilan caballos para salvar el fuerte repecho que sube a O Cebreiro.

Hoy son 18 largos kilómetros por el arcén de la carretera N-VI, y por la antigua carretera nacional. La apertura de la autovía las dejo casi sin tráfico lo que permitió crear un andadero que permite ir rápido y seguro pasando localidades, agradables para el peregrino, por ser poblaciones que casi conservan todo el sabor primitivo. A lo largo de la etapa pasaremos por debajo de unos impresionantes puentes y pilares construidos para la autovía que salva los fuertes desniveles que antaño tenían que realizar los vehículos en el famoso puerto de Piedrafita para entrar o salir de Galicia.

A pesar de no tener mucho donde elegir para la cena, acertamos de pleno y en un pequeño bar/restaurante al borde de la carretera/camino cenamos muy bien y muy económicamente, con una amabilidad extrema, se nota enseguida aquellos sitios en los que no pernoctan muchos peregrinos, a menos peregrinos, más amabilidad.
Tras un agradable paseo por la carretera prácticamente desierta nos vamos a descansar pensando en la etapa de mañana, esperamos que cumpla con las expectativas.