En esto del camino como ya hemos dicho otras veces cada uno
se organiza como quiere las etapas, el problema es que no conoces de antemano
como pueden ser, es lo que nos ocurrió con esta etapa, quizás deberíamos haber
hecho etapa en Redondela, pero como queríamos ver algo de Pontevedra
adelantamos Km. e hicimos una etapa un poco larga.
Salida suave que acabara en una dura y exigente rampa para llegar
al crucero policromado de Os Cabaleiros del siglo XVIII, donde abandonamos
el asfalto para por una trocha retornando a la carretera a la altura de
la capilla de Santiaguiño de Antas, en el punto más elevado de la jornada.

Al cruzar la carretera nos adentramos en el Concello de
Redondela y nos tropezamos con el miliario de Vilar-Guizán-Louredo,
indicador de distancia romano de la vía XIX que unía Braga con Astorga. En
seguida entramos en Vilar de Infesta, formada como todas las parroquias
gallegas por un buen número de lugares diseminados que nos desorientan, ya que
cuesta saber con certeza dónde empieza o termina tal o cual lugar. La parroquia
se atraviesa en ligera bajada por la carretera central y el desvió para salirse
de ella está bien marcado, entre pinos andamos un buen rato hasta que llegamos
desde lo alto a vislumbrar allá abajo, pero muy abajo Redondela, y entonces
comienza una fuerte pendiente como pocas hemos visto (¡nos imaginamos si
hubiera que subirla!), al finalizarla en un km aproximadamente estamos en
Redondela, donde paramos para avituallamiento.
Como hemos dicho no hacemos etapa aquí y continuamos con una
salida fea de Redondela hasta el encuentro de la N-550, carretera que cruzamos
junto a la fachada barroca de la capilla de Santa Mariña, carretera que
abandonamos para reencontrarla mas adelante

Entramos en Cesantes en donde nos encontramos con una “bonita rampa” y un paso elevado que salva las vías del tren, y continuamos por el Camiño Real de Cesantes. Este bonito pero breve camino nos hace reencontrarnos con la N-550.La intersección con la nacional, con bastante tráfico, es un ¡punto negro! Y muy peligroso Tras el cruce y por la acera entramos en la parroquia de O Viso, en concreto en el lugar de Tuimil, en un desvío a mano izquierda, aparece una fuerte y empinada cuesta, quizás de las más fuertes, sino la más, del camino portugués, corta pero exigente, cuesta que llega hasta una fuente de piedra donde necesariamente hay que hacer un descanso porque desde el cruce con la carretera no hemos dejado de subir.

A partir de aquí la pendiente se desinfla en una pista de tierra y que reconforta por la compañía de pinos y eucaliptos, un poco después obtenemos una panorámica del extremo de la ría de Vigo, y de nuevo avanzar por el arcén hasta la entrada de Arcade, localidad con todos los servicios y en donde aún tuvimos tiempo de mojarnos en su playa y cenar algo del afamado marisco de la localidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario