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domingo, 30 de junio de 2019

Trigésima quinta etapa: Leboreiro-Arzua


Salimos con una intensa niebla, al parecer por muy buen tiempo que haga por esta Galicia la cantidad de bosques que hay hace que casi todas las mañanas amanezcan con niebla que conforme avanza la mañana desaparece.
Nada más salir nos encontramos un monumento muy curioso “El Cabazo”, un gran canasto circular hecho con palos entrelazados y cubierto de paja que apoyado en una base de piedra es utilizado para conservar el maíz, y así aislarlo de la humedad y de los animales.
Desde que hemos salido por la mañana estamos ya en la provincia de La Coruña, pasamos por Melide, donde enlaza el Camino Primitivo, de vez en cuando una buena hilera de losas de piedra impide enfangarse en las balsas de agua y se intensifica lo que ya es una constante en las onduladas tierras de Galicia, un sinfín de toboganes sin apenas tramos llanos debido a las pequeñas cuencas que forman los múltiples afluentes del río Ulla

que rompen las piernas, continuaremos hasta llegar a Arzúa, donde a su vez conecta el Camino del Norte.  Etapa de continuos toboganes que deja su huella en las piernas.



Finalizando esta etapa, (es un decir) un poco dura por lo quebradizo del terreno, nos encontramos con un bello puente medieval, tras evitar a algún pesado que vestido de monje medieval se empañaba en hacernos alguna foto para luego vendérnosla. Una vez atravesado el puente entramos en Ribadixo da Baixo, aunque no sepamos gallego pronto entendemos lo de “baixo” porque Ridadixo está abajo en el rio y hay que subir hasta arriba, hasta Arzua, un incómodo y fuerte ascenso nos llevara hasta Ribadixo de Riba, seguimos sin saber gallego pero entendemos también lo de “riba” y dando un rodeo, subimos hasta la N-547 para llegar,( es un decir de nuevo), a Arzúa, ¡vamos! al cartel que pone el nombre de la localidad, porque la entrada por la Avenida de Lugo es interminable casi dos kilómetros antes de entrar realmente en el centro de Arzúa.


Hay días que sales mejor y otros que sales peor, hoy es anecdótico lo largos y pesados que se nos han hecho los tres últimos kilómetros de esta etapa, quizás sea por su perfil quebrado, lo que ya hemos dicho, vulgarmente rompe-piernas. Quizás nos la esperábamos de otra forma, quizá la llegada es excesivamente dura o también puede ser que la impaciencia por llegar nos esté jugando malas pasadas 

Etapa dura la de hoy.


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