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lunes, 3 de septiembre de 2018

Vigésima novena etapa. O Cebreiro a Viduedo


Para salir de Cebreiro se puede ir por el arcén de la carretera o tomar una senda a la izquierda, que discurre por un agradable bosque, y aunque asciende a una pequeña colina, resulta mucho más atractiva esta última alternativa, al cabo de un par de kilómetros se junta ambas alternativas. Nosotros escogemos la alternativa de la senda.
 Si la niebla no lo impide ocultando el valle, ver amanecer desde O Cebreiro, es un privilegio que nos brinda el Camino que no podemos rechazar. Hoy, por fin, nos sumergimos en la tierra gallega, la de la niebla y esa fina lluvia que casi no ves pero que al final te empapa el “orballo”; la de los castros celtas; de infinidad de lomas, bosques de robles, castaños y eucaliptos. De aquí a Santiago 151 kilómetros.

El camino aun despliega latigazos tras la subida al Cebreiro. El primer alto, el de San Roque, a unos 3 kilómetros no tarda en llegar. Al coronarlo y al otro lado de la carretera y ante una amplia panorámica, se alza una colosal y plástica escultura de un peregrino medieval en bronce que avanza contra el viento, las fotos que acompañan a esta entrada aunque no lo parecen están hechas en el intervalo de tiempo que nos lleva descansar un poco tras la subida al alto, nuevamente insistimos, como a lo largo del blog hay que llevar ropa adecuada a todo momento porque la climatología es caprichosa y cambia constantemente.
















Pero la jornada nos depara otra subida más, bastante exigente, el alto del Poio. El alto Do Poio es un suave y continúo ascenso pero los últimos 500 metros, son de una gran, gran dureza, estratégicamente colocados al final de la subida, unos establecimientos de hostelería ayudan a reponerse de un esfuerzo verdaderamente importante.
Desde aquí por hoy ya no subimos más y vamos hacia abajo. Parece que las fuertes subidas se han acabado. Lo que no quiere decir visto el mapa y las guías que no tengamos subes y bajas constantes más adelante.

 

Es el primer día de este año y queremos hacer noche en Samos, por eso reorganizamos los kilómetros, no es una etapa especialmente larga, nos quedamos en Viduedo, en una guías va con “B”, en otras con “V”, en donde son solo unos pocos vecinos (nos dijeron que no pasaban de 20) lo que si  abundan son los rebaños de vacas, bueyes y de caballos, El alojamiento muy agradable y bien cuidado nos reafirma en el impulso económico que el Camino ha dado a estas aldeas y pueblos que de otra manera hubieran desparecido. Como mañana queremos madrugar nuevamente llenamos nuestra cantimploras por la noche con Café y Cola Cao para desayunar porque solo está el bar del alojamiento y este habré más tarde del horario que llevaremos.
En las ocho mesas que hay donde cenamos observamos una vez más la cantidad de extranjeros que realizan el camino, aquí en concreto salvo nosotros el resto son todos extranjeros, es un aspecto que cuando hemos cenado en albergues en horario habitual hemos podido comprobar, escasos españoles y cantidad de extranjeros. Bien es cierto que en todos los sitios nos han dicho lo mismo; mayo, junio y septiembre es fundamental para extranjeros estando julio y agosto copado por españoles.
Ya en nuestros comienzos en Roncesvalles en la misa vespertina del peregrino lo pudimos comprobar, y a lo largo del camino, ya en la Eucaristía de San Juan de Ortega, o en la de Carrión de los Condes, en las vísperas de Rabanal del camino, o en el Cebreiro, lo seguimos viendo, al igual que en el albergue de San Juan de Ortega, en el de  Cebreiro, o el Acebo o Belorado por poner algos ejemplos.

                         





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