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lunes, 24 de septiembre de 2018

Trigésima Etapa: Viduedo-Samos



Salimos de Viduedo hasta Triacastela, la bajada es continua, en algunos momentos con bastante pendiente y constante, justo al salir de la aldea la panorámica del valle que vamos a empezar a bajar es preciosa.



Al llegar a Triacastela y después de atravesar la larga calle central con todo tipo de servicios, (una vez más una localidad debe su economía fundamentalmente al camino) hay que decidirse, el Camino se bifurca y hay que escoger uno de los itinerarios, ¿Por San Xil o por Samos?. Gran dilema, pues ambos son caminos del máximo interés. Por el valle San Xil se cruza dicen uno de los valles más bonitos de toda la ruta jacobea; por Samos, 7,2 km más largo, atravesaremos espectaculares bosques de robles y castaños a la vera del río Oribio, regalándonos además la visita al extraordinario Monasterio de Samos. 

Elegimos ir por Samos, queremos ver el monasterio y aunque andemos un poco más como dormiremos en Samos no hay problema. Hacemos etapa allí. 

El tramo de la etapa al salir de Triacastela conlleva cierto peligro, ya que es la propia carretera, sin arcenes ni aceras, una vez se abandona ya es otra cosa, a partir de aquí nos vamos a encontrar con la Galicia rural y desconocida, buen número de aldeas de piedra sin apenas gente ni servicios, nada que ver con los pueblos bulliciosos de Castilla, La Rioja o Navarra. 

Empezamos a conocer y a tener que pisar también las famosas “corredoiras”.

San Cristovo, idílica aldea bañada y dividida por el rio aparece en nuestro camino tras alguna fuerte pendiente. 

Ya cerca del final de la etapa, un mirador natural, allá abajo el Monasterio de Samos, destino de nuestra jornada en esta etapa. Otra vez una fuerte pendiente y tras pasar el rio que habremos cruzado en varias ocasiones en la etapa de hoy nos dirigimos a nuestro alojamiento para descansar y visitar por la tarde el famoso Monasterio. Son muy curiosos los murales que adornan la primera planta del claustro del Monasterio, además llevábamos un guía (monje) que fue una delicia durante toda la visita.



Lo que se ven son muchos turismos de personas que vienen de propio a visitarlo.
Pensábamos que Samos sería una localidad más grande, pero no, es evidente que vive a la sombra del Camino y del Monasterio. 





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