
Etapa corta y llana, entre pueblos de adobe y amplios caminos, entre campos de cereal, por las tierras del antiguo Reino de León.
Llanuras interminables. La etapa es llana como la palma de la mano
Hemos decidido que esta etapa termine en Mansilla de las Mulas, quizás muy poco recorrido (18 kilómetros) pero si no, la otra opción es seguir hasta León lo que son más de 35 Km. No es que no haya localidades por el camino, para quien intente apurar y si se queda sin fuerzas encontrara albergues privados antes de entrar en León, pero vamos a entrar en los aledaños de León en donde abundan los polígonos industriales, la carretera nacional y las urbanizaciones dormitorio, con lo cual la opción está clara.
La etapa es tan llana que el primer tramo se hace eterno, Un andadero arbolado corre en paralelo al asfalto durante todo el trazado de la etapa. Casi 13 kilómetros nos separan de la primera y única población que se pasa antes de llegar al destino. Seguimos avanzando por El Páramo, con un paisaje similar a los días precedentes: terreno llano y extensos campos de cereales. Hoy casi toda la etapa transcurre por andaderos de tierra para los peregrinos, trazados con tiralíneas, en los que alguien plantó una hilera de árboles con la loable intención de dar un poco de sombra. El itinerario discurre por una pista llana y paralela al asfalto de la carretera. Como solemos madrugar bastante no lo notamos especialmente pero el sol en esta etapa como en las anteriores puede resultar muy duro en algunos momentos de las etapas para aquellos que no madruguen.
La llegada nos sorprende con uno de los monumentos más bellos dedicados al camino y a los peregrinos. Utilizando el lenguaje actual para nosotros sería uno de los Top Ten de la lista de monumentos en el camino.
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