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domingo, 12 de noviembre de 2017

Duodécima etapa: Burgos-Hontanas

Burgos-Hontanas

Nada más llegar saludamos a nuestro amigo del banco, sigue donde lo dejamos el año pasado.
Como hemos llegado a Burgos a buena hora por la tarde y antes de empezar nuestro recorrido al día siguiente, nos vamos a cenar a una zona típica de Burgos, las calles Diego Porcelos y Sombrerería, recomendables para cualquier amante de las buenas barras y del buen tapeo.
Y comenzamos de nuevo nuestra andadura donde la habíamos dejado.

En contraposición a la entrada, la salida de Burgos es cómoda y relativamente rápida; luego, largas pistas de tierra y piedra suelta nos adentran en las extensas tierras cerealistas de Castilla. Es el inicio de la Meseta, y una insignificante muestra de lo que nos aguarda. A partir de aquí no se nos olvidara nunca lo que es la meseta castellana, pocos lugares con sombra, dicen que en verano, la incandescente bola de fuego del cielo cae a plomo y sin piedad sobre los peregrinos. En cambio, el frío en invierno es tremendo. Hemos tenido suerte con la climatología y como era una época del año todavía primaveral no hemos tenido especial problema con el tiempo, pero aun así los cambios entre la mañana y la noche se dejan notar, si bien el forro polar no ha sobrado en general, al mediodía apetece la manga corta.

Lo que nos espera de ahora en adelante es, simplemente, la meseta castellana, y eso que aún no hemos llegado a ella propiamente dicho, será unas etapas más adelante. Sin trampa ni cartón, con sus pros y sus contras. Largas rectas a más de ochocientos metros de altura sin más compañía que nuestra propia sombra y grandes extensiones de cereal sin horizonte aparente, hemos leído y escuchado que hay quien se salta las etapas de la meseta por aquello de la monotonía y pesadez de las mismas, es cierto que en estas etapas los kilómetros se hacen interminables, pero para nosotros saltarse la meseta seria romper la unidad del Camino, no ser serios y restar su sentido. Si se hace el camino, se hace con todas sus consecuencias.



Nuestro destino es Hontanas, pero no hay manera de ver la localidad, en el horizonte no hay ni rastro, ya llegando un cartel indica que Hontanas está a 500 metros... nada de la aldea, ¿dónde está?... bien, la aldea se encuentra en una hondonada inmensa, de manera que solo la ves cuando estás encima. En Hontanas la oferta de hostelería y pernoctación es grande por ser una localidad de inicio/fin de etapa, a pesar de los pocos habitantes que tiene. Se ve que la localidad en su totalidad vive del camino. La noche que pasamos allí el número de peregrinos era enorme. Además la noche que estuvimos coincidía con que el Atlético volvía a jugarse un título, en esta ocasión, la Liga. Y con una final en la última jornada ante el Barcelona. Prácticamente todos los peregrinos estaban/estábamos arremolinados en los bares de la localidad y con sillas en la calle. A nosotros no nos gusta el fútbol pero el ambiente era espectacular y allí estábamos saboreándolo. Pequeñas anécdotas que van surgiendo en el camino al margen de él y que también recuerdas con cariño.

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