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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Decimotercera etapa. Hontanas a Castrojeriz

Hontanas-Castrojeriz
Etapa muy corta la que decidimos hacer porque leyendo la guía del camino que llevamos nos anuncia una fuerte subida pasado Castrojeriz, La Cuesta de Mostelares (allí llamado teso (sic) de Mostelares) y viendo el desnivel que tiene no queremos meternos en esa cuesta a media mañana así que etapa corta que compensarnos al día siguiente.
 A partir de Hontanas se puede elegir entre dos alternativas paralelas y separadas por pocos metros dentro del mismo valle, bien por un camino de tierra que discurre por la margen derecha del valle, o bien por la carretera de poca circulación y con mucha sombra de árboles a ambos lados. Ambos caminos conducen directamente a las ruinas del antiguo convento de San Antón, se pasa por debajo de sus arcos y una gran recta, siguiendo la misma carretera, separa al viejo monasterio de la siguiente población que es Castrojeriz y que ya se divisa al fondo.
El Convento de San Antón, es una muestra de lo que a veces se ha hecho con el patrimonio en España, un antiguo convento del siglo XIV o XV ya en ruinas, con una iglesia de la cual solo queda algún que otro arco y que, para colmo, está atravesado por la carretera por el medio del mismo, lo que creemos era el altar.


Curiosa historia la de este convento y su comunidad que fue en 1791 suprimido por el monarca de la época, a partir de aquí la carretera es el Camino.
Al llegar a Castrojeriz, preguntamos por nuestro lugar de estancia a un  lugareño y nos dice que está a unos dos kilómetros cosa que tomamos un poco en plan de broma, ¡PERO ES CIERTO! la localidad tiene una forma de media luna bastante alargada, de manera que para ir de un lugar a otro hay que andar bastante. Son más de tres kilómetros desde que pisas las primeras casa del pueblo hasta que lo abandonas, de punta a punta, es lo que en las guías suelen llamar localidades sirga, por su longitud, ya hemos pasado algunas Puente la Reina, Los Arcos….y algunas más nos quedan.
La única satisfacción en estos casos es que si es final de etapa como esta, te lo tomas bastante bien, pero como sea en mitad de una etapa… en la que te cuesta más de media hora atravesar la localidad te desmoraliza un poco.
Como decíamos al principio etapa corta, el alojamiento en una estrecha calle de acceso nos sorprende por su calidad; acogedor, muy bien ambientado con saloncitos para el reposo con muy buen gusto, buenas vistas, realmente es una casa colonial de finales del siglo XIX con unas vistas espectaculares en su parte trasera, y un jardín que invita a reposar, además a la hora de la cena descubrimos que el dueño es un enamorado del camino, en las paredes cuelgan fotos con la credenciales de todas las veces que ha hecho el camino, ¡más de una docena!.










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