LOS ARCOS- LOGROÑO
Una etapa bastante complicada y
con tramos diferenciados a lo largo de la misma, primero cómodas pistas de
tierra, después terreno abrupto con alguna bajada pronunciada y para final
pistas, andaderos y carriles peatonales cercanos a la carretera y a través de
zonas industriales. Una etapa complicada para las personas de movilidad
reducida por el estado de los caminos y los desniveles.
A lo largo de las cinco semanas
que hemos estado en el camino, atravesando prácticamente toda España, es
evidente que la climatología nunca puede ser la ideal, pero la verdad es que en
líneas generales el tiempo nos respetó, si que ha habido días de frio, alguno
de lluvia y eso si sobre todo de niebla, como anécdota podemos decir que en
esta etapa nos encontramos con que había nevado y los camino estaban con mucho
barro.
A mitad del camino nos
encontramos Viana, una de las tentaciones es atravesarla por la parte baja y no
entrar en la localidad, pero sería perdernos gran parte del encanto de esta
etapa, otra ciudad que al margen de tener su hueco en la Historia de Navarra y
España, tiene si nombre propio en el camino, con nuevamente una larga calle que
la atraviesa. Casco urbano fortificado y repleto de mansiones y palacetes
blasonados y edificios religiosos, como esta en mitad de la etapa viene muy
bien para hacer un pequeño alto y ver algo de ella, siempre que más o menos lo
llevemos programado y sepamos del tiempo del que queremos disponer.
Varias veces habremos de cruzar
en esta etapa las carreteras, en algunos casos como ocurre pasado Viana por
modernos puentes elevados que eliminan todo riesgo pero un rato feos en
comparación con los antiguos que ya nos hemos encontrado y que seguiremos
encontrando.
Entre pinos unas veces y otras al
lado de la carretera, abandonamos Navarra y nos acercamos a la Rioja, vamos
descubriendo campos de viñas, desde el momento que entramos en esta comunidad
es ya un andadero atravesando zonas industriales y modernas vías de
comunicación, una pista de asfalto rojo, entre campos de cereal, desemboca tras
un corto y suave descenso hasta la misma orilla del río Ebro, justo hasta el
famoso puente de piedra, que es por donde cruzaremos el primer gran río que vemos
desde que empezamos el Camino. ¡Que poco nos gustan las entradas y salidas de
las grandes urbes!
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