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miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sexta etapa. Los Arcos- Logroño

LOS ARCOS- LOGROÑO
Una nueva etapa que nos va a llevar hasta otra de las grandes urbes que atravesamos en el Camino, Logroño.
Una etapa bastante complicada y con tramos diferenciados a lo largo de la misma, primero cómodas pistas de tierra, después terreno abrupto con alguna bajada pronunciada y para final pistas, andaderos y carriles peatonales cercanos a la carretera y a través de zonas industriales. Una etapa complicada para las personas de movilidad reducida por el estado de los caminos y los desniveles.
A lo largo de las cinco semanas que hemos estado en el camino, atravesando prácticamente toda España, es evidente que la climatología nunca puede ser la ideal, pero la verdad es que en líneas generales el tiempo nos respetó, si que ha habido días de frio, alguno de lluvia y eso si sobre todo de niebla, como anécdota podemos decir que en esta etapa nos encontramos con que había nevado y los camino estaban con mucho barro.
A mitad del camino nos encontramos Viana, una de las tentaciones es atravesarla por la parte baja y no entrar en la localidad, pero sería perdernos gran parte del encanto de esta etapa, otra ciudad que al margen de tener su hueco en la Historia de Navarra y España, tiene si nombre propio en el camino, con nuevamente una larga calle que la atraviesa. Casco urbano fortificado y repleto de mansiones y palacetes blasonados y edificios religiosos, como esta en mitad de la etapa viene muy bien para hacer un pequeño alto y ver algo de ella, siempre que más o menos lo llevemos programado y sepamos del tiempo del que queremos disponer.
Varias veces habremos de cruzar en esta etapa las carreteras, en algunos casos como ocurre pasado Viana por modernos puentes elevados que eliminan todo riesgo pero un rato feos en comparación con los antiguos que ya nos hemos encontrado y que seguiremos encontrando.

Entre pinos unas veces y otras al lado de la carretera, abandonamos Navarra y nos acercamos a la Rioja, vamos descubriendo campos de viñas, desde el momento que entramos en esta comunidad es ya un andadero atravesando zonas industriales y modernas vías de comunicación, una pista de asfalto rojo, entre campos de cereal, desemboca tras un corto y suave descenso hasta la misma orilla del río Ebro, justo hasta el famoso puente de piedra, que es por donde cruzaremos el primer gran río que vemos desde que empezamos el Camino. ¡Que poco nos gustan las entradas y salidas de las grandes urbes!


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