En esta localidad encontramos lo
que en alguna parte del camino nos
volverá a pasar, la posibilidad de elegir dos itinerarios distintos, a la
postre siempre acaban juntándose, por eso es importante documentarse siempre antes de comenzar una etapa. Puede que
sea más larga una opción u otra, ó puede ser más interesante ó al peregrino le puede interesar más, o se desee visitar algo en concreto, o dividir una etapa en dos…, quizás uno de los ejemplos más típicos en donde tengas que decidir sea en la etapa de Samos, pero para eso falta mucho por andar. En esta etapa por ejemplo, las dos posibilidades acaban en Los Arcos.
Aquí nos decantamos por coger el
camino que pasa por el Monasterio de Irache que además reserva una grata
sorpresa, la fuente de la que mana vino en la Bodegas Irache, no hay que
dudarlo, sería un pecado no pasar por la única fuente del mundo de la que mana
vino en vez de agua, así que llenamos una de nuestras cantimploras para tener
un buen sustento para la comida del día. Pasada la fuente y el monasterio
elegimos ir por Azqueta que nos llevara a una de las cuestas más empinadas del
camino, la subida a Monjardin, donde al llegar tenemos unas maravillosas
pistas, la aldea más que calles tiene cuestas. Ahí queda para los valientes
subir al castillo que preside el alto.
A partir de aquí hasta el final
de etapa, Los Arcos, los viñedos y olivares son los únicos aliados con la
ausencia de poblaciones intermedias. Son diez kilómetros que se hacen largos y
que hay que sobrellevar a través de largas y monótonas pistas de concentración.
No se ve el pueblo de Los Arcos
hasta que prácticamente se está encima de él, una loma o colina nos lo
tapa, se accede por su parte trasera y al acceder y enfilar las primeras
casa del pueblo nos encontramos con otra de las características del camino las laaaargaaas
calles que atraviesan algunas de las localidades, son pueblos crecidos a la
vera del camino que más que ensancharse se han alargado y que según cómo vas es
día, cuando crees que has llegado a tu destino te llevas la sorpresa de que te
queda un buen tramo (hablamos en ocasiones de hasta casi 2 km. de calle como
ocurrirá más adelante en Castrojeriz.
A la llegada a Arcos el ritual de
todos los días, asearse, cambiarse de ropa, descansar y pasear un poco por el
pueblo para ver sus monumentos, que los tiene, cenar relativamente pronto y a
la cama que mañana continuamos.
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