Como decimos en la entrada
anterior hacemos noche en Samos porque queríamos visitar el famoso monasterio.
Para la visita por la tarde había un montón de personal tanto de peregrinos
como de turistas venidos de ex proceso.
La visita resulto muy
agradable por el guía/monje que la realizaba y además fue muy interesante.
Curiosísimos los murales que adornan las paredes del Claustro superior. Nos
contaron que el edificio sufrió un incendio en 1951 y en 1957 se hicieron las
nuevas pinturas murales, en algunas de ellas convenientemente representados
aparecen reconocidos artistas de cine la época, una delicia de visita.
Como hemos recortado unos
cuantos kilómetros en la etapa anterior por la visita al monasterio programamos
esta etapa con unos cuantos kilómetros más y nos iremos a dormir a Rente.
Salimos de Samos por carretera
hasta Teiguín, allí un desvío a la derecha nos llevara por minúsculas
aldeas y corredoiras, se toma al poco de salir de Teiguín por una senda que
surge a la derecha bien señalizada. El tramo discurre por un rosario de
pequeñísimas aldeas, que en nuestra opinión es un auténtico placer. Dichas
pequeñas aldeas son por este orden las siguientes: Pascais, Gorolfe, Veiga de
Reiriz, Sivil y Perros, aunque sí que es cierto que a veces da la sensación de
que andamos perdidos, pero es solo eso sensación, porque las flechas amarillas
al final te sirven de guía, en eta ocasión con total seguridad, además en esta
opción no hay los mojones que van por la otra ruta.
El tramo, en ascenso, no ofrece mayores
dificultades por estar bien señalizado hasta Pascais, a partir de aquí hay que
estar atentos, hay que seguir en línea con el cementerio hasta un camino que
surge a la derecha y que, en cierto modo invierte el sentido para descender
hasta un puente de cemento. La corredoira finaliza en un precioso paraje
ribereño, el cual bordeamos. Se cruza el río y por su margen derecha se alcanza
Sivil. Lugar que se abandona en cuesta pero pronto llegamos a Perros donde
enlazamos con la otra ruta que viene de San Xil y que comentamos en la anterior
entrada.
De ahí a Sarria, para muchos
peregrinos el kilómetro cero de su peregrinación. Un gran núcleo que hay que
atravesar en continuo ascenso, fuerte subida a su salida que si fuera fin de
etapa no pasaría nada, pero para nosotros que continuamos es un importante
esfuerzo, eso si la calle Mayor que así se llama está llena de ambiente y
ofrece un excelente paso, tanto en hostelería como en comercios, Iglesias y conventos.. Al final se llega a un mirador
adornado con un crucero sobre Sarria donde hacer un merecido descanso.
Continuamos junto a pequeños
prados y huertas, pasamos bajo un viaducto para cruzar las vías. Un curso de
agua da paso a un duro repecho envuelto por soberbios castaños Algunos tramos
están asfaltados, otros, como las típicas "corredoiras", se salvan
saltando de piedra en piedra para evitar las corrientes de agua, y continuamos
hasta nuestro destino, la aldea de Rente.
El lugar elegido para pasar la
noche es idílico, en la aldea de Rente, una casa rural con especial atención,
de solo cuatro habitaciones pero con todas las comodidades y con un gran
espacio exterior donde pastan vacas, ovejas, gallinas…, hemos visto recolectar
miel de las abejas, pasar las vacas por el camino/ carretera como pedro por su
casa, ver en acción a los perros pastores pero no de ovejas sino de vacas.... Cenamos
divinamente y nos vamos a la cama muy a gusto y ¡sin televisión!, pensando en
que mañana pasaremos por el mítico guarismo 100, o sea 100 kilómetros para
Santiago.
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