Abandonamos Sahagún que nos sorprendió
gratamente el día anterior.
Sahagún ofrece sin duda una gran
acogida a los peregrinos, pero a tenor de lo leído no es nada comparable a la
que antiguamente tenía. Pudimos observar las ruinas del Monasterio de San
Benito, llamado el Cluny Español cuya fama y generosidad al parecer quedo
escrita en todas las guías medievales, hoy
repetimos, solo son ruinas….
Y hoy entramos en esta etapa en
la provincia de León, la provincia con más kilómetros de itinerario jacobeo,
nada menos que 214 ó 217 Km. según guías.
Un crucero nos despedirá al
cruzar el puente en Sahagún y un crucero nos recibirá al llegar al Burgo.
Nuevamente a programarse, como en
etapas anteriores se puede presentar un doble itinerario, por un lado lo que
llaman Vía Trajana y por otra el camino Francés, según leemos la primera es más
larga y esta menos cuidada y no la suelen aconsejar, nosotros escogemos la más tradicional, la
Trajana además es mucho más larga y si se quiere dormir en el Burgo hay que
andar y desandar 2 Km y al final mañana se llegara al mismo sitio, a Mansilla, sigue un poco la monotonía del camino, hay un
carril construido exprofeso para peregrinos y con arbolitos plantados con lo
cual se hace cómoda la etapa. Seguimos por pistas de tierra, sin desniveles
significativos, en una etapa de transición de la Tierra de Campos al Páramo
Leonés
Y en medio de la inmensidad de la
llanura aparece El Burgo Ranero.
A la llegada como hemos dicho nos sorprende un crucero dedicado “a la memoria de los niños” y de nuevo una larga calle, la calle Real que forma parte del camino integrada totalmente en la localidad.
Es en esta etapa en donde la
palabra monotonía adquiere su significado, nada de especial por el camino y
nada de especial al llegar, solo que hay algo que no debes de olvidar,… que, ¡estás
haciendo el Camino!
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